Bucay II



Debe ser cosa mía pero me recuerda a un jabalí


El siguiente artículo tiene alguna redundancia respecto al anterior y se escribió antes pero es que en el título del pasado post puse Bucay uno. Eso significa que ahora tengo que incluir al menos un dos. Y bueno, nunca está de más darle palos al ayudador personal.




Ojeo y hojeo la revista de ese reconocido escritor de autoayuda. En la portada y en el editorial veo su fotografía. Se le ve tranquilo y satisfecho. Aparenta felicidad. También prosperidad. No le vemos el resto del cuerpo que en la época en que se hizo la foto era grueso (ahora y por lo que me han contado en su reciente visita a Barcelona para Sant Jordi ha perdido unos kilitos). No es muy diestro en el tema de la dietética pero alguien le debe haber asesorado. En sus artículos habla de sentimientos, de respeto, felicidad… Puede que algún articulista inconsciente de su cantera hable sobre el colesterol y le ofenda pero ese tipo de artículos son para otro tipo de publicaciones Nueva Era.
No importa. El tipo parece estar ayudando a mucha gente. Su religión llega hasta el camarero exheavy de la cervecería alemana dónde tomo el café con hielo pre-jornada laboral. Sus motivos para leerlo: “Sus libros son buenos, buenos, tío, tienen las letras bien grandes y gordas como me gustan a mí”. No haré chistes sobre esa frase y lo que evoca además de letras.
Conozco muchas personas que gustan del ayudador personal metido a escritor prolífico.
Escribe cuentos con moralejas “profundas”. En su sencillez está su éxito. No le habla al cerebro, le habla a sus carencias.
Yo suelo extraer una media de diez frases interesantes por artículo de Montaigne, un francés de hace cinco siglos. Algunas de sus verdades son arcaicas pero el ser humano lo es más así que siguen funcionando como si las hubiese escrito ayer mismo Bucay. El maestro de la autoayuda sin embargo, no me convence tanto. A veces es más obvio que un amigo borracho a las tres de la madrugada en un lugar infecto diciéndote con un brazo sobre tus hombros “el mar está lleno de peces, hombre”. Pero Bucay, haciendo casi lo mismo que ese tópico amigo, arrasa.
Parece que muchos disfrutan de él sólo porque se entiende. Exclusivamente por eso. Y porque sus libros se leen rápido y “de una sentada”. Pero decía Kapuncinsky que un libro no se debe acabar rápido. Muy por el contrario te ha de invitar a reflexionar en cada página o por lo menos en cada capítulo. ¿Hay una plaga de dislexia en el mundo o una epidemia de pereza mental? Todo lo no sencillo se deja a un lado. A menudo lo noto en mi entorno cuando un gran cartel anuncia a lo grande una promoción y todavía un cliente me pregunta: ¿Y esta promoción de qué es? Todo por no leer un par de frases en letras más grandes que su cara. La escritura para algunos es casi tan indescifrable e ignota como una lengua desconocida.
El escritor de autoayuda triunfa porque es un escalón más bajo en la escala evolutiva del intelecto.
Su paso a las revistas supone un ingreso mayor y un nuevo descenso para el desafío de la mente. Es inteligente. Sabe que dónde no lleguen sus libros con letras “grandes y gordas” llegarán sus revistas ya que estás, además de letrazas, ¡Llevan fotografías!

Comentarios

Meryone ha dicho que…
hace unos años, un conocido al que no le gustaba leer "hasta que descubrió a dan brown, que era fácil de leer y no un coñazo como el resto de libros", decía que le daba igual lo que yo hubiera leído o dejara de leer (y lo de que estudiara literatura más todavía) porque no le convencía de que eso era un mal libro. eso era el código da vinci, que yo SI me había leído

soy incondicional de harry potter (y de bestsellers de otros tiempos, tipo dumas o dante), así que que lo lea tantísima gente no es el problema. hay veces que las moscas se equivocan y, en vez de mierda, comen fruta. preferiblemente empezada por otro, pero no sólo comen mierda

ahora bien, salvo el principito y cinco ó seis obras maestras por el estilo que "se leen solas" (y no hablo sólo de su tamaño), que un libro sea fácil de leer nunca, nunca, nunca significará que sea bueno. (que sea difícil tampoco)

por cierto: cuéntale a esa gente que el conde de montecristo, aunque sea un ladrillo (en lo referente a su volumen) también se lee prácticamente solo. y es maravillosamente entretenido

o lo era cuando yo andaba por los diez años, que debe ser más o menos su edad mental

odio a bucay, ya te lo dije el otro día. odio a la gente que necesita que alguien famoso le diga las obviedades más obvias para que las descubra. sobre todo si es un famoso así (no es eso tan bonito de que lo sabíamos pero shakespeare lo dijo mejor, no)

claro que considero que ahora le toca a paulo coelho

besos
Meryone ha dicho que…
ah! y juan luis no me parece ni bueno ni malo. no me molesta, pero no me emociona. aunque ese poema me guste mucho

estoy casi segura de que me resultaría exactamente igual de indiferente si no fuera hermano de quien es.

claro que lo de estar vivo para mí casi siempre resta muchos puntos. no por nada, simplemente lo hace

besos
Anónimo ha dicho que…
Quizás los primeros libros de autoayuda, haikus y demás comenzaron con ESOPO.

Tendrías que haber escrito "Bucay Y II"

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