Paisajes mentales: Confianza
Hace
años, antes de un concierto me invitaron a coca. No tenía excesivas
experiencias al respecto pero sí las suficientes. Me atraía tanto
como la temía. En "El abogado del diablo" Al Pacino habla
de la primera raya como uno de los mejores momentos de un ser humano,
al nivel del primer polvo. La mía había sido tan deliciosa que no
conocía ninguna experiencia mejor. De hecho tenía el potencial para
ser un buen discípulo de Burroughs en "Yonki", un
desangelado sin sexo enamorado de los estupefacientes y que ignora la
carne. Qué bien que la economía juvenil no diera para tanto. Y qué
bien aquella invitación a coca en aquel concierto, tan cortada, tan
capada esta en sus beneficios. Llené la nariz con algo que le daba
un nuevo sentido a la expresión esnifar mataratas. Apenas vi el
concierto. A la mitad salí a reunirme con algunos conocidos en el
capó de un coche aparcado en un oscuro callejón. Buscaba remontar
el bajón estrepitoso con más rayas. Pero aquella mierda, y nunca
mejor llamada así, sólo me hundía más. No solo no producía sus
efectos sino que te quitaba la poca o mucha alegría que llevases
encima desde el primer soplido hacia dentro. Nunca sufrí más en mi
cuerpo que aquella noche. Era como probar el infierno sin pasar por
caja muriendo. Como tener el mono sin haberte vuelto adicto. No,
gracias, nunca mais. El mundo del narcotráfico me perdió como
cliente para siempre a partir de entonces. Con lo golosas que habían
prometido ser mis fosas nasales.
Años
después cierta amiga se quejaba de la relación que tenía con algo
que definía como un rollete. Sé que ese rollo suyo a ella le
gustaba pero él ofrecía poco. Su relación se resumía a que él la
llamaba una vez cada dos semanas, se la llevaba a dar una vuelta en
coche y le pedía luego que le chupase la polla. A veces la tocaba un
poco pero más para cubrir el expediente que por interés. Nada más.
Gracias a ese simpático caballero ella cambió de brazos y se
deslizó hasta los míos. Después me quejaré de no tener suerte
pero nunca de no ser lo suficientemente rastrero.
Todo
eso me lleva a pensar en los clientes de las preferentes de los
bancos, tan estafados ellos, en los políticos tan sinvergüenzas y
tan revientaconfianzas... Ya tenemos un partido político por aquí
que se muere después de haber sido puntero. Por no haber estado a la
altura. Y el otro que espero que se muera el doble cuando lleguen las
próximas elecciones(dejadme soñar con eso). Los bancos tienen cada
vez más problemas para atraer clientes y ganarse su confianza( de
momento no hay productos tan "magníficos" ni parecidos a
las preferentes).
Los
beneficios rápidos son pan para hoy y hambre para mañana. En
cualquier situación, seas amante, banquero o camello. Si no eres de
fiar pronto o tarde te convertirás en pasado.
Hoy
tal vez me pase de optimista pero el futuro sólo pertenece a los que
nunca mienten.